AUTOR: Alfredo MORS - Córdoba - ARGENTINA
Si tuviera tan sólo un instante
si de mi tiempo no quedara
ni un solo grano de arena
por caer y pasar
de una ampolla a la otra
de aquel viejo reloj.
Si estuviera por detenerse
el viento o la brisa
y ya sin tanta prisa
estuviera llegando mi fin,
una sola cosa quisiera
y es poder vivir la quimera
de reencontrarme con quienes quise
y ya nada quieren de mi,
pero fundamentalmente que Tú,
Sí, sólo Tú,
Amor de un tiempo presente
Amor de un tiempo que soñé futuro,
fueras quien tuviera el duro
encargo de cerrar mis ojos,
de plegar mis manos
sobre el corazón que un día
se agitó y vibró por Ti.
A nadie digas quien eres
ni porqué estás allí.
Tú sabes cuento te quise,
nuestro camino fue y es
sólo eso: nuestro y camino.
También sabes cuanto te quiero
lo que no se si comprendes,
es cuanto aún después, te querré.
El tiempo es sólo eso.
Lo medimos como edad,
o distancia entre las edades,
sin ver que las mocedades,
son estados que refleja el alma.
El tiempo, nuestro tiempo,
quiso frenar el intento,
de expresarnos como el viento
desatando un torbellino
que juntara los granos
de las arenas de nuestros tiempos
de un modo tal,
que sea imposible distinguir
la blancura de tus playas,
o el perfil de tus dunas,
de aquellos pedruscos que un día,
comenzaste a pulir con amor.
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