ALFOMBRANDO RECUERDOS
02/11/2012
El roble sedoso entrega sus hojas
a la calle de tierra, arbolada,
nada pide a cambio, su diaria entrega
solo busca aliviar tu paso cansino
cual alfombra tendida en marrones
en remedo de otoños que me acompañan.
Trinar de jilgueros en la alta copa,
silbido de tordos, aletear de palomas,
arrullo de torcazas, silbido de garzas
anuncian del día, el final de su hora.
A lo lejos, el cerro vigila la escena,
señor de la altura, de sienes blanqueadas;
el cuenta historias en torrentes y vertientes
entre piedras de arroyos y ríos serranos.
Miro la calle tapizada de hojas y la brisa,
susurra al oído que ella viene con paso muy leve
sobre la alfombra tendida, de roble sedoso.
La hora ya es leve instancia que preludia
la noche y su sombra, la noche y su luna.
Una lámpara en ventana de balcón
revela del corazón la íntima espera;
su llama titila, acompasando el latido.
Es solo un instante de placer el encuentro,
no es presencia… tan solo evocación,
esencia, fragancia, recuerdo, ensueño…
todo vuelve… todo se precipita…
todo es cierto, en incierta memoria,
que acaricia mi mente… con dulces recuerdos.
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