Autor: Alfredo MORS - Córdoba, 20/8/2010
Tú, que pautas tu semana
como pausa entre dos viajes,
cortos instantes éstos
de encuentros y reencuentros.
Tú, que cargas tu bolso
con tus prendas y desvelos,
soportando en esa carga
las noches y los días.
Tú, que eres capaz
de aceptar el desafío
de ayudar al desvalido,
tomando su mano cansada.
Deja que cargue tu bolso,
que alivie tu partida,
que estreche entre mis manos
tus manos generosas.
Lleva sólo un poema
o una romántica historia,
y deja libres tus manos
agitarse como palomas.
Yo recogeré su brisa
transportada entre tibiezas
o copiaré con mi mano,
tu mano en los cristales.
Un instante se detiene…
dando paso a la prisa,
me queda de ti la sonrisa,
de un tiempo de andén.
Es un espacio donde incluiré poesías y cuentos de mi autoría, y de autores cuya lectura atesoro, para que puedas leerlos y emitas opiniones o comentarios sobre los mismos. (Los derechos de los autores están reservados. Puede utilizarse el material, citando la fuente y Autor)
PARTICIPACIONES
He decidido adherir a la publicación de algunos de mis escritos en la página: www.tuloescribes.com.ar
Allí lo hago bajo el seudónimo: ODERFLA.
Agradeceré sus comentarios.
Después de mucho tiempo, vuelvo a publicar en el Blog. espero comentarios, opiniones, críticas, etc.
Después de mucho tiempo, vuelvo a publicar en el Blog. espero comentarios, opiniones, críticas, etc.
viernes, 27 de agosto de 2010
viernes, 13 de agosto de 2010
ALLI
Allí, donde el cerro
se funde en el cielo inmenso,
donde la luz juguetea
escondiéndose en las sombras
de una quebrada…
Allí, donde el viento
trae como susurro
mil voces que te nombran,
sonidos y canciones
de un tiempo que te evoca…
Allí, en las calles
de la ciudad donde vives
u otras calles de la vida,
que recorro alucinado…
Allí, donde el río
se despeña en cataratas,
o se funde entre rocas
en un mar de blanca espuma…
Allí, entre las flores
que adornan las plazas,
o en campos de lavanda
o en bandadas de palomas…
Allí, con el alma desbocada
por nostalgias y recuerdos,
te busco y no te encuentro.
Porque el sol quemó la sierra,
el viento llevó tu nombre,
la calle se cerró como camino,
el río se perdió entre arenales,
y las flores perdieron ya su aroma…
Y Tú, tan sólo Tú, no estás más.
Allí…
se funde en el cielo inmenso,
donde la luz juguetea
escondiéndose en las sombras
de una quebrada…
Allí, donde el viento
trae como susurro
mil voces que te nombran,
sonidos y canciones
de un tiempo que te evoca…
Allí, en las calles
de la ciudad donde vives
u otras calles de la vida,
que recorro alucinado…
Allí, donde el río
se despeña en cataratas,
o se funde entre rocas
en un mar de blanca espuma…
Allí, entre las flores
que adornan las plazas,
o en campos de lavanda
o en bandadas de palomas…
Allí, con el alma desbocada
por nostalgias y recuerdos,
te busco y no te encuentro.
Porque el sol quemó la sierra,
el viento llevó tu nombre,
la calle se cerró como camino,
el río se perdió entre arenales,
y las flores perdieron ya su aroma…
Y Tú, tan sólo Tú, no estás más.
Allí…
lunes, 2 de agosto de 2010
SOMBRA
La sombra se asombra
porque en versos se la nombra,
es que en el juego sin reglas
de la vida y su penumbra
del fuego y la luz que la provoca,
desde tiempo muy temprano,
cuando, pegada a la figura,
que parece prestarle su forma,
se mueve y acompaña
con desfachatada ternura
cada gesto de su dueña.
¿Dueña?
¿Imagen o sólo sombra
que proyecta remedos de aquella?
¿O será que por ser muy bella
buscó la sombra prestar su forma
a la figura que creemos su origen?
Figura y sombra son una
y complementaria armonía,
cuando ésta con picardía,
parece imitar los gestos de aquella.
En otros momentos se adelanta
y guía con atrevido paso,
copiando con su cuerpo cada tramo
de la escala que tienes por delante,
y es por ese talante
que la sombra se destaca.
La conocí a ella en figura,
creyendo que eso era el todo,
sin darme cuenta que la sombra,
se asociaba a nuestro encuentro.
Ella fundió en un instante
nuestras figuras en una,
sin importarle el distante
espacio que nos separa.
No le importó la distancia
ni el rubor de sus mejillas,
ni mi turbación en la instancia,
en que temblaron mis rodillas.
Ella se allanó en la vereda
y nos recostó sobre el muro,
y aunque éste parecía muy duro,
prestó su forma a la sombra.
¿Picardía? ¿Complicidad? ¿Asombro,
de ver que quizás la sombra,
sea la verdadera figura?
porque en versos se la nombra,
es que en el juego sin reglas
de la vida y su penumbra
del fuego y la luz que la provoca,
desde tiempo muy temprano,
cuando, pegada a la figura,
que parece prestarle su forma,
se mueve y acompaña
con desfachatada ternura
cada gesto de su dueña.
¿Dueña?
¿Imagen o sólo sombra
que proyecta remedos de aquella?
¿O será que por ser muy bella
buscó la sombra prestar su forma
a la figura que creemos su origen?
Figura y sombra son una
y complementaria armonía,
cuando ésta con picardía,
parece imitar los gestos de aquella.
En otros momentos se adelanta
y guía con atrevido paso,
copiando con su cuerpo cada tramo
de la escala que tienes por delante,
y es por ese talante
que la sombra se destaca.
La conocí a ella en figura,
creyendo que eso era el todo,
sin darme cuenta que la sombra,
se asociaba a nuestro encuentro.
Ella fundió en un instante
nuestras figuras en una,
sin importarle el distante
espacio que nos separa.
No le importó la distancia
ni el rubor de sus mejillas,
ni mi turbación en la instancia,
en que temblaron mis rodillas.
Ella se allanó en la vereda
y nos recostó sobre el muro,
y aunque éste parecía muy duro,
prestó su forma a la sombra.
¿Picardía? ¿Complicidad? ¿Asombro,
de ver que quizás la sombra,
sea la verdadera figura?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)