La noche presta su oscuridad
para el tenue brillar de luciérnaga,
no compite con el sol que la apaga,
ella luce ropaje de sobria humildad.
Luciérnaga y noche juegan su sino
cuando huye la luz en busca del día,
es que no tiene ninguna la osadía
de transgredir del tiempo su destino.
Diminuto haz de luz en la sombra
a un tiempo se muestra y esconde,
así expresa amor que se expande
cobijado en instantes de penumbra.
Titila su luz en latido angustioso
cual corazón en pecho palpitante,
es que la vida se le va en un instante
y el alba la llamará a eterno reposo.